sábado, 17 de marzo de 2012

Derecho a la enseñanza pública y gratuita, Ley Orgánica de Educación (LOE)

Artículo 88. Garantías de gratuidad.
1. Para garantizar la posibilidad de escolarizar a todos los alumnos sin discriminación por motivos socioeconómicos, en ningún caso podrán los centros públicos o privados concertados percibir cantidades de las familias por recibir las enseñanzas de carácter gratuito, imponer a las familias la obligación de hacer aportaciones a fundaciones o asociaciones ni establecer servicios obligatorios, asociados a las enseñanzas, que requieran aportación económica, por parte de las familias de los alumnos . En el marco de lo dispuesto en el artículo 51 de la Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, reguladora del Derecho a la Educación, quedan excluidas de esta categoría las actividades extraescolares, las complementarias, y los servicios escolares, que, en todo caso, tendrán carácter voluntario.

Este punto, imagino, está claro para la gran mayoria de los que disfrutan de la educación pública en Escuela 2, de hecho hay que firmar el consentimiento con la aportación mensual por servicios extras del cole (gabinete psicopedagógico, por ejemplo). La educación pública y gratuita es un derecho, de esos que aún quedan, si alguién no puede pagar estos extras, no está obligado, ni se debe sentir invitado. Será el conjunto de la Comunidad Escolar o el cole como empresa cooperativa quien tendrá que valorar por qué mecanismos garantizar la sostenibilidad de aquello que depende de esta aportación mensual.

Tema aparte será hacer uso de servicios, como el comedor, o participar en actividades como viajes. Este último asunto es especialmente delicado cuando, como es el caso de Escuela 2, en torno al viaje existen objetivos pedagógicos y, de hecho se desarrollan en periodos lectivos.

Aquí está el problema básico para quienes entienden que estas actividades son claves, que “eligieron” este colegio por ellas. Pueden sentirse defraudados si, por falta de capacidad o deseo de pagarlas de otras familias, se desvirtua el proyecto por el que apostaron. Están, en cierto sentido, atrapados, dependen de la voluntad y capacidad de pago de otros. Entiendo que en una situación de desempleo creciente se pongan nervisos. Pero yo, sinceramente, no veo que peligre el proyecto pedagógico, viajes incluidos.. aunque requiera creatividad, flexibilidad y, posiblemente, solidaridad.

La elección, hay que recordar, de un colegio del sistema de educación pública (sea de titularidad pública o privada -como Escuela2-) está condicionada a cumplir unos requisitos: proximidad, renta. El criterio de renta, que con los gobiernos conservadores ha ido perdiendo peso, tiende a primar, también para entrar en Escuela2, a las rentas bajas.

Pero al margen de la sostenibilidad económica de estas actividades, la cuestión relevante es si, vinculadas como están a objetivos pedagógicos (el equivalente a “rezar el rosario” de un colegio religioso), la no participación de algunxs alumxs conlleva algún tipo de marginación.

Estoy seguro que no es el caso, que el colegio antepone (es por eso por lo que yo lo elegí) prácticas y valores como la solidaridad, la atención y respeto a la diversidad, la inclusividad.. y que guiado, por ellos, sabe adaptarse de modo creativo a los contextos.

Creo no equivocarme y cito a Amador Fdez-Sabater (el articulo completo está en otra entrada del blog), cuando pienso que de lo que no participa Escuela 2 es de “la utopía neoconservadora de la "sociedad de propietarios" (ownership society) en su redefinición del viejo sueño del mercado autorregulado: fabricar un nuevo tipo de ciudadano, el individuo volcado en su realización personal y desvinculado de cualquier trama social de solidaridad y cuidados”.

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